De niño soñábamos con ir a la luna y ser astronautas, surcar los cielos y atravesar el firmamento para conocer el espacio sideral. Al crecer nos dimos cuenta de lo inalcanzable de esa aventura, pero aprendimos que los sueños pueden cumplirse si uno cultiva la capacidad de observación y no deja nunca de sorprenderse.
Una aurora boreal furtiva en los cielos de Andalucía y un compañero ávido de compartir ese sueño, de descubrir que hay más allá del firmamento azul, nos llevo a recorrer miles de kilómetros por las carreteras del ártico y a entablar amistad con las personas que allá viven, y que estaban dispuestas a compartir con nosotros sus conocimientos.
Hemos vivido muchas noches al amparo del fuego de campamento y de la lumbre de una cabaña, esperando a ver como la aurora boreal iluminaba el cielo. Antes de salir a fotografiarlas, hemos aprendido de científicos, pescadores, ganaderos y pastores de renos, como es su relación con la tierra que habitan, con la biodiversidad con la que comparten territorio y nos han contado, cada uno a su manera, como es vivir Bajo el Sonido de la Aurora Boreal.
De los científicos aprendimos que son las auroras boreales, como se forman y la importancia que tienen para la vida en la tierra, sin ella, sin su presencia en nuestros cielos, de bien seguro no habría vida en la tierra. De los que viven pegados a la tierra que les da su sustento, aprendimos de la importancia de protegerlos para proteger esos espacios naturales y todos los seres vivos que la habitan. La coexistencia de los seres vivos, cobra aquí su mayor protagonismo.
De esos viajes, de esas noches, nace este libro que hoy tienes en tus manos, y que es un homenaje a todas las personas que conviven y coexisten en esos lugares remotos, alejados de las grandes urbes y preservando esos espacios y sus cielos para que hoy, nosotros, podamos disfrutarlos.
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